Instrumentos musicales de tradición popular en Aragón

Ángel Vergara Miravete
lachaminera@gmail.com
Las músicas de tradición popular son una parte de la cultura que, cada día más, va encontrando en nuestra sociedad el lugar que le corresponde, quizá después de demasiado tiempo de olvido, cuando no de desprecio.

Sus instrumentos, dotados de gran valor simbólico, son las guías que nos ayudan a penetrar en el apasionante mundo de una sociedad que ya casi no existe o que va cambiando por momentos. En manos de sus ejecutantes han tomado carácter ritual, ceremonial o simplemente lúdico. Hoy son testigos de un mundo que no podemos olvidar; pero además siguen siendo objetos útiles, funcionales, que se pueden seguir usando para recrear las viejas músicas, así como para seguir creando música nueva.

Conocer mejor lo nuestro es importante para comprender mejor el mundo. Las músicas de tradición popular conjugan de maravilla esa doble perspectiva: local y universal. Y eso es digno de ser conocido.

Criterios de clasificación

Los instrumentos musicales se han clasificado a lo largo de la historia en función de criterios diversos: mitológicos, materiales, funcionales… La tradicional división, por el modo de producción del sonido, en tres grupos -cuerda, viento, percusión- se muestra insuficiente a la hora de ordenar algunos artefactos como, por ejemplo, la zambomba o el mirlitón. En algunos casos un solo criterio no basta: hay instrumentos de cuerda que se percuten. Y otros son tan ambiguos como la guimbarda.

Una de las divisiones más usuales hoy es la que agrupa los objetos sonoros en cuatro grandes apartados: idiófonos, membranófonos, cordófonos y aerófonos. Musicólogos como Mahillon, Hornbostel, Sachs o Schaeffner han propuesto complejas formas de clasificar científicamente los instrumentos musicales. En esta página hemos seguido criterios de unos y otros, aunque adaptándolos y simplificándolos para que resulten prácticos al lector. En el caso de los idiófonos, dada su enorme complejidad, hemos optado por clasificarlos tanto por el modo de producción del sonido como por sus materiales ¡como han hecho los chinos desde la Antigüedad! También hay objetos clasificables simultáneamente en más de un ámbito.

Además, al presentarlos hemos tenido también en cuenta otro criterio: su función, ya que el propósito no es únicamente mostrar objetos sonoros en sí mismos, sino en un contexto social y cultural que les es propio.

Las denominaciones

En el medio popular es normal que un mismo instrumento tenga diferentes denominaciones según las zonas, especialmente en Aragón, en cuyo territorio se hablan tres lenguas distintas (Castellano, Catalán y Aragonés) y fuertemente dialectalizadas; pero, incluso en zonas lingüísticamente homogéneas, esto puede ocurrir. Una flauta de caña puede ser un pito en Val de San Martín, chiflo en Alfambra, flariol en Monroyo, fabiol en Benasque, pinfaino en Aguaviva…

Y a la inversa, un mismo nombre puede significar cosas diferentes. Por ejemplo, trompa puede ser, aparte del instrumento de la orquesta así llamado, un cuerno soplado, un cono realizado con un largo trozo de corteza enrollado helicoidalmente, un aerófono de doble lengüeta o cualquier instrumento de viento-metal. Quizá el caso más elocuente sea el de gaita, que puede servir para multiples artefactos, y hasta el término Los Gaiteros es sinónimo de músicos populares, cualesquiera que sean sus instrumentos.

Es sugerente la observación de diversos etnomusicólogos acerca de cómo los instrumentos musicales ponen entre las manos del ejecutante parcelas de todos los reinos de la Naturaleza: caña, cáscaras de frutos, madera, metal, barro, piedra, pieles, cuernos, huesos, crin, tripa… es decir, un auténtico resumen del cosmos.

Nuestro instrumentarium tradicional participa de ello. Sin pretender establecer ninguna prelación, citaremos a la caña como uno de los más usados: cañotos, rascadores y carraclas entre los idiófonos; guinchas, flautas y chuflainas entre los aerófonos; ronueco y gaita de tel o mirlitón entre los membranófonos…, y además como parte sustancial para todos los aerófonos de lengüeta. El elenco de maderas incluye las del país (olivera, acerollo, ginjolero, boj, nogal…) y otras exóticas que se han ido poco a poco incorporando (ébano, bubinga, palisandro…); e incluso materiales sintéticos como resinas, fibra de carbono y otros plásticos están empezando a sustituir a la madera en determinados usos. Las propias lengüetas de algunos instrumentos, conocidas globalmente como cañas, van encontrando nuevos compañeros de viaje como el plástico, vidrio o metal.

Son consecuencias lógicas de los nuevos tiempos; pero la sociedad tradicional tampoco ha sido ajena a innovaciones, haciendo convivir, por ejemplo, unas cascañetas de piedra, con otras de trozos de baldosa o de uralita. O bien flautas de caña, o de hueso de ala de buitre, junto a otras hechas con la funda metálica de un puro habano o, más recientemente, un tubo de fontanería de plástico o cobre. La nobleza de un material u otro está tanto en sus aspectos prácticos como estéticos y simbólicos.

Ciclos musicales y festivos

Todos los instrumentos pueden usarse -y de hecho así ocurre- en cualquier momento del año; sin embargo en la tradición popular se asocian especialmente determinados sonidos a ciertas celebraciones. He aquí algunos ejemplos. Navidad: zambomba, pandereta. Carnaval: esquilas, cuerno, vejiga. Semana Santa: carraclas, matracas, tambores. Corpus Christi: botelletas, pajaricos de agua.

Presente y futuro de estos instrumentos

Los cambios socioculturales en la Historia Contemporánea han influido enormemente en todos los ámbitos de la vida, y también en nuestras músicas. Nuevos instrumentos y repertorios fueron barriendo la vieja herencia, dando paso a nuevas estéticas. El acordeón, los instrumentos de viento-metal y más adelante los electroacústicos dejaron casi obsoletos a los viejos sonadores. Primero fueron relegados a las pequeñas poblaciones rurales, luego a actos festivos concretos. El surgimiento de un folklorismo oficial dio en cada territorio prioridad a unos estereotipos, anulando la rica diversidad, que, mal que bien, sobrevivía en muchos lugares. A finales de los años setenta, se inició un renovado interés por la cultura popular. Actualmente se retoman con entusiasmo instrumentos como la gaita, la dulzaina, la flauta de tres agujeros… Se realizan cursos en poblaciones de toda la Comunidad, aumenta el número de ejecutantes, así como la demanda de estas músicas en fiestas populares por todo Aragón. En los últimos años se han recuperado Albadas, Rondas, Dances y Bailes de fiesta de todo tipo, con acompañamiento de sonadores de tradición popular, que a menudo habían sido sustituídos por otros más modernos. Algunos incluso resultan interesantes pra determinados aspectos pedagógicos. Esto permite afrontar con esperanza el futuro, desde la idea de que es necesario conservar la vieja herencia, pero también implicar estos instrumentos en la nueva sociedad, a través de la creatividad artística y la presencia en ámbitos nuevos, otorgándoles a estos sonadores toda la dignidad y respeto que merecen. El tiempo y el trabajo tienen la palabra.

CATALOGACIÓN
1. IDIÓFONOS

1.1. IDIÓFONOS SIMPLES. En esta sección se presentan artefactos sonoros que, en algunos casos, cuesta identificar como instrumentos musicales; sin embargo, gran parte de ellos cumple un papel importante en determinados lugares y momentos de la cultura popular, en función precisamente de su sonido. Unos como juguetes infantiles que todo miembro de la comunidad ha de saber hacer funcionar e incluso construir; otros, como elemento de comunicación, y alguno que otro como testimonio -muchas veces descontextualizado- de ritos atávicos, vigentes o no en el momento actual. Los hay que siguen sirviendo para acompañar rítmicamente cantos y músicas.

En su mayoría, por no decir en su totalidad, son objetos universales, conocidos y utilizados en las más diversas culturas y regiones del planeta. He aquí unos ejemplos del país, en su contexto funcional:

  • Entrechocados
    • Cañoto
    • Platillos
  • Percutidos
    • Triángulo (aceros, fierros, hierrillos)
    • Almirez
  • Sacudidos
    • Tricolotraco (bailarina, tica-tac, tocador, requetete)
    • Sonajeros
      • Mimbre
      • Metal
    • Sonaja de chapas
    • Sonaja de cascabeles (cascabillera)
    • Cascabel
  • Rascados
    • Huesera
    • Palos de rondar
    • Rascleta de caña
    • Cañera de colgar
    • Cañera con mango
    • Carracla de caña
    • Botella labrada
  • Punteados
    • Carracleta de nuez (grillo, cri-cri)
    • Guimbarda de caña
    • Guimbarda de metal (sanfoina de ferrero, birimbao)
    • Rana



Caña
(Foto: Xinglar)
Huesera
(Foto: A. Vergara)
Cañera
(Foto: Xinglar)
1.2. INSTRUMENTOS DE DANZANTES. La principal vía de expresión en la danza es el cuerpo y su movimiento, quedando la música como acompañante. Pero el propio cuerpo del que baila puede, para intensificar la expresión, producir sonidos: palmadas, chasqueo de dedos (pitos), golpes con los pies… Es frecuente que muchos de esos sonidos corporales se intensifiquen con instrumentos que manipula el propio baildor, como las castañuelas, palos, espadas, cascabeles, broqueles de madera y metálicos, coberteras, tapes de tinaja… En algunos casos, como en las llamadas mudanzas de oficios de algunos dances del sur, se manipulan elementos como los almireces, también usados en otros contextos para acompañar el canto.
Danzantes de Bujaraloz con espada y broquel
(Foto: A. Vergara)
Danzantes de Fuentes de Ebro con palo y broquel
(Foto: A. Vergara)
1.3. CASTAÑUELAS (postizas, castañetas, cascañetas…). Más allá de su muy difundido uso en el baile de la Jota y otras danzas semejantes, son instrumentos ligados a diferentes clases de bailes de tipo religioso o de ceremonia, incluidos los englobados en el Dance. Los encontramos por todo Aragón: Danzantes de Santa Orosia de Jaca, Balls de Mayordomos del Valle de Benasque, Bailes a San Roque de Calamocha y comarca, Baile al Santo o Danzas Procesionales de Boquiñeni, Gallur, Pastriz, Velilla de Ebro; y otras mudanzas dentro del Dance: Alcalá de la Selva, Jorcas, Cetina, Jasa, Sinués… Hay, además, gran variedad de formas, decoraciones y materiales, desde la madera de boj hasta la concha de la almeja de río. En cuanto a tamaños, el abanico es enorme, desde los castañetones del mayoral del dance de Cetina o de los Graciosos de Alcalá de la Selva, hasta las diminutas pulgaretas o pitos, conocidos por todo Aragón o las Alpargatas de San Pascual Bailón, de Ibdes.

Las Tejoletas (telletas, losetas, recholetas, pizarretas, palillos…) son un instrumento semejante a las castañuelas, aunque hecho simplemente con dos láminas planas de madera, piedra, baldosa, uralita… Un par de cucharas manejadas con destreza cumplen idéntica misión.

Castañuelas (Foto: Xinglar) Pulgaretas (Foto: Xinglar) Cucharas (Foto: Xinglar)
1.4. CAMPANAS. Elemento simbólico y de comunicación por antonomasia. Ha sido, sin duda, uno de los artefactos sonoros mas ligados a la vida humana en comunidad. Su principio y final, el nacimiento y la muerte, son anunciados a la colectividad a través de toques específicos. Es elemento indispensable en la vida comunitaria, como transmisor de mensajes de todo tipo: la fiesta, la reunión local, la hora, el fuego, la niebla, la visita de una autoridad… Su manipulación, con pies y manos accionando cuerdas, convertía a muchos campaneros en virtuosos de la ejecución.

Gran parte de su lenguaje está actualmente en trance de desaparición, al ser sustituido por otros medios de comunicación, la electrificación de los campanarios y por las nuevas necesidades sociales.

Las campanillas tienen diversidad de usos: litúrgicos, sociales, ganaderos y festivos.

1.5. CENCERROS. (esquilas, esquelles, esquillas…) Son las campanas pastoriles por excelencia. Existe gran variedad de tamaños y denominaciones según su función: esquilo, tringola, cuartizo, cañón, truco, plana, talaca, picaderta, crabunera, bambarra. En la comarca en torno a Teruel son: tafillo de hurón, chiquico corriente y de cordero, boretaú, piquete, carnera y cabrera (todos ellos divididos en grande y pequeño), ovejera, ovejera chata, pedreño mediano…

Además de su función ganadera tienen otros usos populares, como las cencerradas (esquilada, esquellada, callaguar…) tanto de carácter positivo, realizadas por niños (San Antón en Villanúa y Valle de Chistau, San Andrés en Fanlo, semana anterior a Navidad en Benasque…), o negativas, como censura pública social a cargo de los jóvenes, tal como ocurre por todo el territorio en casos como bodas entre viudos, o cuando el novio es forastero.

También los encontramos en personajes carnavalescos como las Trangas de Bielsa.

1.6. RUIDO DE TINIEBLAS El oficio litúrgico llamado de tinieblas es uno de los momentos culminantes de la Semana Santa. En la tradición popular está muy arraigado el uso de idófonos esencialmente de madera (matracas, carraclas, tabletas, dobleras y otros improvisados), sustituyendo a las campanas, que por esos días deben enmudecer. Las hay portátiles y de campanario.El ruido simboliza, además del sentido religioso (dolor por la muerte de Cristo, condensado en la cruel expresión popular ir a matar judíos), un ritual precristiano, prácticamente universal, para ahuyentar malos espíritus y como conducción de ánimas. No es extraño ver, en la iconografía medieval, carraclas en manos de la muerte. También se asocian a ritos como el Carnaval y expresiones similares (cencerradas).
Carracla (Foto: Xinglar) Matraca (Foto: A. Vergara)
Matracas de procesión (Foto: Xinglar) Matraca de torre (Foto: M. Souto)
2. MEMBRANÓFONOS
2.1. EL TAMBOR (caja, redoblante, tamborín, tabal). Aparece en nuestra tradición popular bien como instrumento de señal (pregones, cridas, toques rituales), bien acompañando a otros instrumentos (dulzaina, a veces gaita), o bien integrado en otras formaciones más numerosas (bandas, conjuntos, charangas). Muy conocido es su papel en las celebraciones de Semana Santa, originariamente en el Bajo Aragón y en constante expansión. Se han utilizado, sobre todo, tambores percutidos con dos baquetas y con bordones bajo el parche inferior (también bajo el superior en instrumentos más modernos ligados a la Semana Santa), con variedad de tamaños y denominación. El antiguo tamborín de una mano, acompañante de la flauta que el mismo músico tocaba con la otra, hace tiempo que se perdió en nuestra tradición.
Tambor del Bajo Aragón
(Foto: A. Vergara)
2.2. EL BOMBO. Tambor grave, sin bordones y normalmente percutido con una sola maza. Ligado a bandas, fanfarrias y charangas, y por supuesto en los conocidos toques de Semana Santa.
Timbal y caja
(Foto: Xinglar)
Bombo grande
(Foto: Xinglar)
2.3. PANDEROS. Han tenido un muy notable uso desde la Antigüedad. En nuestra música han servido tanto para acompañar el canto como a otros instrumentos, aunque quizá no han tenido la atención que merecían a la hora de conservar toques y formas de ejecución. Últimamente se van redescubriendo modos de tocar que nos hablan de una gran riqueza rítmica que sería bueno recuperar. Los hay con o sin anillas (chapas, sonajas) y según la costumbre local se les llama pandero, pandera, pandereta, panderico… Hay casos particulares como el tempán (Bielsa), tempan (Chistau), o tempana (Benasque), que ejemplifican el generalizado uso a la vez agrario y musical de ciertas herramientas (porgaderos, ciazos, cernedores).
Pandereta
(Foto: Xinglar)
2.4. RONUECO. Una fina membrana, tensada sobre un estrecho cilindro (un trozo de caña, incluso media nuez), es atravesada por un hilo, una crin de caballo o algo semejante. El conjunto se voltea y produce un zumbido parecido al de las bramaderas (vid. Infra). Este artefacto y el siguiente son clasificables también como aerófonos.

2.5. GAITA DE TEL flauta de telo, gaita de caña, mirlitón, turuta, cazú). Es un tubo en una de cuyas aberturas hay una membrana que puede ser natural (la telilla o tegumento interno de la caña: el telo) o artificial (un papel muy fino, un plástico delgado). Por otra abertura se canta o tararea una melodía que se deforma y amplifica con la membrana. Es a la vez aerófono y membranófono. Otro procedimiento para lograr ese tipo de sonido es el conocido peine con un papel de fumar o de envolver el pan.

2.6. ZAMBOMBA. Membranófono no percutido, sino frotado. Un estrecho palillo, caña, paja de centeno, va atado a una piel (a veces una vejiga), y ésta a un recipiente (un puchero, un tiesto, incluso una lata) abierto también por debajo. El palillo es frotado (no entra y sale) con la mano húmeda o con una hoja vegetal y produce el característico zumbido.

Ligada sobre todo a la época navideña, también ha sido usual en otras situaciones festivas. En el Valle de Chistau se le recuerda como acompañante de la gaita.

3. CORDÓFONOS
3.1. EL VIOLÍN. Instrumento universal, tomado de la tradición culta y producto de un complejo y feliz desarrollo técnico, se halla arraigado en los folclores musicales de numerosos países de todo el mundo. Su presencia en Aragón no es, desde luego, anecdótica, aunque ha sufrido un proceso de desaparición similar al de otros instrumentos antiguos.

Su tradición reciente y su relativa continuidad actual nos permiten encontrarlo repartido por todo Aragón. Es indudable la importancia de la asociación violín-guitarra, aunque también era frecuente su integración en otras agrupaciones más complejas. Con anterioridad, también estuvo ligado a otros instrumentos como el chiflo y salterio o la gaita.

3.2. LA GUITARRA. Sobradamente conocida, su forma actual es fruto de un largo desarrollo en el que ha ido aumentando de tamaño y de número de órdenes de cuerdas. Resultado de ello es su familia, que ha permanecido en el ámbito popular, conservando caracteres arcaicos, como la afinación del guitarro o guitarrico de cinco cuerdas, típica de la guitarra barroca, o las cuatro cuerdas del pequeño guitarrico o requinto. En estos instrumentos la denominación es a veces algo confusa, ya que en ocasiones se utiliza el mismo nombre para diferentes instrumentos, o son llamados de forma inversa en diferentes lugares.

Lo cierto es que guitarro, guitarrico, guitarró, guitarreta aluden a una cuestión formal, y requinto es un concepto musical.

Guitarra Guitarrico
(Foto: Xinglar)
3.3. LA BANDURRIA. Voz cantante en los conjuntos llamados de pulso y púa. Comparte características generales en toda España, a través de repertorios comunes y otros específicamente locales. No es rara la denominación popular mandurria, ya documentada en el siglo XIII. Cuenta con seis órdenes de cuerdas dobles, afinadas por cuartas, siendo la prima La. Curiosamente, las cuerdas pasan sobre un puente de guitarra (diseñado para la sujeción de aquellas en éste) y sin embargo se fijan a un cordal situado en el aro, junto al extremo inferior de la tapa. Al parecer es consecuencia del cambio de cuerdas de tripa a las metálicas, quedando fosilizada la forma anterior.
Bandurrias con clavijas de madera y clavijero mecánico
(Foto: Xinglar)
Clavijas de madera: detalle
(Foto: Xinglar)
3.4. EL LAÚD. Más o menos emparentado con instrumentos arábigos y orientales, algunos autores opinan que, más que un descendiente directo del antiguo Úd, el laúd popular español es una bandurria de mayor tamaño, también de fondo plano, y por ello emparentado con los cistros. Se trata del llamado nuevo laúd, surgido en el último cuarto del S. XIX.

En la tradición popular se ha utilizado sobre todo, y se sigue utilizando, un laúd afinado a la octava baja de la bandurria, con el mismo número de cuerdas. Es notable la variedad de formas en su caja de resonancia. A la misma familia pertenece el laudín, con una caja más reducida. En este último instrumento se suelen ver puentes simples, no encolados a la tapa.

Laúdes con clavijas de madera y clavijero mecánico
(Foto: Xinglar)
3.5. MANDOLINA. Se suele encontrar en manos de instrumentistas populares, a veces compaginando su uso con el del violín, cuya afinación reproduce, aunque en forma de órdenes dobles.

Por lo general se trata de un instrumento procedente del exterior, adquirido en ferias, viajes u otras formas de compra o intercambio, aunque no faltan ejemplos de constructores locales.

Mandolina
(Foto: A. Vergara)
3.5. LA RONDALLA. Este término, que generalmente se asimila a conjunto de pulso y púa, en realidad alude, originariamente, al grupo de personas que salen de ronda cantando y con instrumentos de cualquier tipo.

La composición de la rondalla popular depende más de las habilidades y posibilidades materiales de los rondadores que de otra cosa. Junto a los instrumentos de cuerda pulsada han sido habituales el violín, el acordeón, clarinete, saxofón, bombardino…

Una rondalla de veteranos de Torrijo del Campo incluía hace unos años guitarras, bandurrias, laúdes, violín y una mandolina alemana. La ronda de San Pedro en Mora de Rubielos se acompaña con instrumentos de viento y cuerda. La ronda festiva en Labuerda incluye acordeón, saxofones, guitarras y guitarricos. Encontramos numerosos y variados ejemplos por todo Aragón.

Panderetas, triángulo, cántaro, rascadores… son elementos que aportan un contrapunto rítmico importante.

En Aragón, como en otros lugares, existe una interesante tradición de rondallas de concierto, con elaborados y variados repertorios. Estos conjuntos tienden hoy a preferir el nombre de Orquestas Laudísticas.

3.7. EL SALTERIO. Cordófono percutido, cuyas cuerdas se afinan a la tónica y quinta de la flauta (ver chiflo o flauta de tres agujeros) a la que acompaña, proporcionando así un acompañamiento fijo, a la vez rítmico y armónico, en forma de bordón. Ese efecto es intensificado por la acción de unas grapas que rozan las cuerdas junto al puente superior, produciendo una distorsión característica. La denominación salterio, aplicada a este cordófono, diferente del homónimo medieval, es además de popular, documentada desde antiguo. También es conocido como chicotén, chun-chun, tamborino de cuerdas…

Tocado junto al chiflo, por un mismo tañedor, constituyen una especial versión de la muy difundida pareja flauta-tambor. Su uso en común se documenta en muchos lugares de Aragón desde el siglo XV. Desde principios del siglo XVIII parece que van quedando poco a poco relegados al ámbito pirenaico, en ambas vertientes. Durante el siglo XX su uso en Aragón se reduce prácticamente a Yebra de Basa y Jaca. Actualmente aumenta el número de practicantes, y en varios lugares se retoma la interpretación de danzas populares con tan característica pareja.

Salterio
(Foto cedida por A. Vergara)
4. AERÓFONOS
4.1. BRAMADERAS.Convertidas en simple juguete sonoro, tienen un primitivo simbolismo sagrado, aún conservado hoy en determinadas culturas. Es interesante la variedad de nombres entre nosotros: forrumbia, cemburio, bruñidera, corbetas, zurrumbiador…

Una variante es la que se realiza con un botón en posición central (ron-ron, diábolo).

4.2. CÁNTARO. Golpeado en su boca con una alpargata, proporciona un sonido grave y sordo. Ha sido utilizado en rondas y en otras ocasiones festivas.

4.3. SILBATOS. Además de la cavidad bucal, se usan para silbar elementos como las zabetas, chiflos o xiulets, hechos con trozos de vegetales fácilmente descortezables en primavera (chopo, sauco, fresno). Hay muchas e interesantes cantinelas asociadas a su construcción.

Otros chufletes se hacen con caña, madera o chapa metálica, con el corazón o la cáscara de varios frutos, con un trozo de baldosa o de ladrillo…

4.4. FLAUTAS. Las encontramos de todo tipo: traveseras de caña, con embocadura de pico, de varios tubos (policálamas). Entre estas ultimas (flautas de Pan) las hay hechas con varios tubos de caña unidos, y otras con los tubos excavados en un bloque de madera. Es la conocida flauta de castradores, afiladores y paragüeros, conocida en algunos lugares de Aragón como: siulet de crestador, piulet de sanador, chiflete de capador, pifano de afilador…

Las traversas y las de pico presentan diferentes soluciones técnicas. Las digitaciones son muy variadas; a veces se hacen con la misma que la dulzaina, sirviendo así para que los gaiteros puedan practicar en casa con poco volumen y menor esfuerzo. En muchos casos era un paso previo a la dedicación a la dulzaina. Por otra parte fueron instrumento habitual de entretenimiento. Si variada es la forma no lo es menos la denominación: pito, chiflo, fabiol, pinfaino, pifaino, flariol, furiol…

Una forma particular de flauta de pico (con aeroducto) es la de tres agujeros, también conocida como chiflo.

Flautas de caña
(Foto: A. Vergara)
Mariano Ros Delfau, L’oncle Pastoret, de Fabara
(Foto: D. Bondía)
4.5. CHIFLO (chuflo, flauta, pito). Flauta de tres agujeros, de una familia extendida por Eurasia y América. Su principio sonoro se basa en la obtención de varios armónicos modificando la intensidad del soplo. Similar a otras flautas ibéricas, como las tradicionales en casi todo el oeste peninsular, Ibiza o el País Vasco y zonas próximas. También emparentada con otras pirenaicas como las bearnesas y gasconas en general. Por sus dimensiones se asemeja al txistu, respecto del cual representa otro estadio tecnológico y estético. Se suele forrar con piel de culebra. En Aragón se ha mantenido su uso asociado a un cordófono percutido llamado salterio o chicotén.
Intérprete de chiflo y salterio
(Foto: M. Souto)
4.6. CUERNOS Y CARACOLAS. Vaciados y abiertos en su punta permiten hacer una embocadura bilabial, como en la trompeta. Instrumento de señal y comunicación, o simplemente integrado en conjuntos de cencerrada. Para hacer señales con uso ganadero se han empleado, además de cuernos, caracolas marinas, que curiosamente se conservan en bastantes de nuestros pueblos. Se usaban soplando o como amplificador de la voz.
Cuerno construido por Baltasar Castán, Mariano de Casa Martín, de Chabierre-Latre
(Foto: F. Rodés)

4.7. LENGÜETAS (guinchas, inchas, pitas, pipas). Múltiples elementos, desde sencillas cañas rajadas hasta primitivos clarinetes, incluso con un pabellón de cuerno (fabiol de bana en el Valle de Benasque, gaita sin más en otras zonas). Estas lengüetas pueden ser sonadores en sí mismos o constituir parte de aerófonos más complejos como los que se describen a continuación.

Un caso especial es la trompa de corteza enrollada helicoidalmente, y cuyo extremo aplastado se constituye en lengüeta doble. En otros casos se le añade una lengüeta de otro material.

4.8. LA DULZAINA (gaita, donzaina, dolzaina, donsaina, chuflaina…). Aerófono de doble lengüeta, interior cónico y tubería ancha y corta, heredero de las antiguas chirimías o charamellas.

Dentro de la gran familia de los oboes populares están los distintos tipos de dulzainas que se han empleado en Aragón. No se puede hablar de un modelo uniforme en la tradición, aunque la mayoría de ejemplares antiguos presentan caracteres próximos en lo funcional y cierta variedad en el aspecto.

Actualmente se usan modelos afinados en Do (el tubo cerrado emite Sol) y en Re (el tubo cerrado emite La), con digitación casi idéntica a la dolçaina valenciana y levemente distinta de la gralla catalana o la gaita navarra. Algo más lejana se presenta la actual dulzaina castellana, provista de llaves a partir de innovaciones de finales del siglo XIX. Las diferencias regionales son relativamente recientes, y gaiteros aragoneses de todas las épocas han tocado sin problemas con instrumentos procedentes de zonas diversas. Tras unos años difíciles, sin que llegara a desaparecer de la práctica festiva de Aragón, pasa ahora por un buen momento, con un gran número de practicantes e implantación popular. La dulzaina es inseparable del tambor. Lo más habitual ha sido un instrumento de cada especie, sin que falten ejemplos de agrupaciones con dos o más dulzainas. En la actualidad se ha hecho muy común esta forma de interpretación polifónica.

Hay casos particulares como las cobllas ribagorzanas (Caserras, Graus…), agrupando oboes y cornamusa (gaitas o trompas, y bot).

Además de estas gaitas o trompas, hay otras variedades locales de oboes populares: grallet, clarín de pastor, donzaina de capota de pino…




Dulzaina, tudel y caña
(Foto: Xinglar)
Dulzaina de la Hermandad de San Pascual Bailón, de Calatayud, y reproducción de una gaita del Tío Tieso de Alcañiz hecha por Blas Coscollar
(Foto: A. Vergara)
Trompa de Graus
(Foto: A. Vergara)

4.9. LA GAITA (gaita de boto, bot, chinflaina…). Instrumento de gran difusión por el viejo mundo, con una gran variedad de modelos regionales. En Aragón aparece bajo unas características comunes (no de uniformidad absoluta) en cuanto a distribución de piezas y elementos estéticos. Como en todo elemento popular existe la diversidad y las excepciones. Aspectos muy llamativos son el uso de la piel de culebra para forrar las piezas de madera y el vestido que cubre el boto u odre.

Los ejemplares antiguos han conservado formas de afinación no temperadas, con presencia de grados neutros, lo que es habitual en instrumentos análogos de todo el mundo.

Su práctica gozaba de buena vitalidad a principios del siglo XX, pero estuvo al borde de la extinción a finales de los setenta. No fue extraño, ya desde antiguo, el recurso a piezas y ejemplares procedentes de otras zonas (Galicia, Cataluña…). Originalmente ligada a todo tipo de manifestación de danza y canto populares, se mantuvo su uso como acompañante de los bailes del Dance en Monegros y Graus y algunos cantos como las Albadas en esta población, los Romances en Castejón de Monegros, la Despertadera en La Almolda…

En la actualidad sigue un importante proceso de recuperación, que ya desborda cifras anteriores. Últimamente se ha difundido el nombre gaita de boto para diferenciarlo de otros aerófonos también denominados popularmente con el genérico gaita.




Gaita conservada en Robres
(Foto: A. Vergara)
Boto
(Foto: Xinglar)
Piezas de gaita
(Foto: Xinglar)

4.10. LA ARMÓNICA. Considerado como el órgano de boca occidental. A pesar de sus antecedentes milenarios en Asia, data de principios del siglo XIX. Ha sido instrumento habitual de entretenimiento personal, aunque también se da un uso festivo junto a otros instrumentos. En el mundo pastoril viene a representar un eslabón entre la flauta de caña y el transistor a pilas. Por los altos valles ribagorzanos se le conoce como sanfoina, y fanfloina en Chistau.

4.11. EL ACORDEÓN (curdión, cordión). Instrumento de lengüetas libres, excitadas por una corriente de aire producida no por soplo directo sino por la acción de un fuelle. Se ha difundido en los folklores musicales de todo el mundo. En Aragón tuvo gran difusión tanto para el baile como para las rondas festivas. Fue arrinconando otros sonadores más antiguos dada su facilidad de manejo y, sobre todo, de mantenimiento, así como su capacidad polifónica y rítmica, acorde con los nuevos gustos. Antes de difundirse el actual modelo cromático con teclado de piano fue muy usual el tipo bisonoro, también llamado diatónico.


Acordeón diatónico
(Foto: A. Vergara)

4.12. BANDAS, ORQUESTINAS Y CONJUNTOS. A lo largo del siglo XX, fueron generalizándose nuevas agrupaciones que inicialmente convivirían con las formas tradicionales y, más adelante, acabarían por desplazarlas. Los instrumentos antiguos trataban de adaptarse a los nuevos repertorios, pero acabaron siendo destronados por otros artefactos modernos mucho más adecuados al gusto del momento. Dejamos aquí una breve pincelada acerca de un largo proceso que, en nuestra opinión, sigue abierto. Vaya con ello nuestro sincero homenaje a todos los músicos que, en cualquier época y con cualquier instrumento, han sabido vivir y transmitir emociones y sentimientos.

CLASIFICACIÓN TÉCNICA

Los números indicados corresponden a la interpretación de la clasificación de Hornbostel y Sachs. Algunos criterios pueden ser matizables en ciertas variantes. Véase lo indicado en el aprtado Criterios de Clasificación.

1. IDIÓFONOS

El sonido es producido por el propio material del instrumento gracias a su solidez y elasticidad, sin necesidad de recurrir a la tensión de membranas o de cuerdas.

ENTRECHOCADOS Madera: palos 111.11
tejoletas 111.12
castañuelas 111.141
cucharas 111.141
Caña: cañoto 111.13
Piedra: pizarretas 111.12
Cerámica: telletas o recholetas 111.12
Metal: platillos 111.142
PERCUTIDOS Metal: campanas 111.242.1
cencerros 111.242.122
triángulo 111.211
hoja de azada 111.221
SACUDIDOS Madera: matracas 112.121
tabletas 112.111
tricolotraco 112.123
Semillas: sonajeros 112.131
Metal: sonajas, cascabeles 112.131
RASCADOS Hueso: güesera 111.212
Madera: carraclas 112.24
palos de rondar (mixto con sonajas
de metal)
112.21
tabla de lavar 112.25
Caña: rascleta 112.22
cañera 112.24
carracla 112.22
Calabaza: rascador (güiro) 112.22
Vidrio: botella labrada 112.22
PUNTEADOS Cáscara de nuez: carracleta o grillo 121.12
Metal: guimbarda de caña 121.21
sanfoina de ferrero o guimbarda 121.22

2. MEMBRANÓFONOS

El sonido es producido por membranas tensas.

PERCUSIÓN Una membrana: pandero, pandera, pandereta, tempan 211.311
Dos membranas: Sin bordones: bombo 211.212
Con bordones: caja, redoblante,
tambor
212.212
FRICCIÓN zambomba 231.2
ronueco 232.2
MEMBRANAS SONORAS O CANTADORAS De tubo: gaita de caña (gaita de telo, mirlitón,
cazú)
telo natural 242
telo de papel 242
De marco: peine con papel 241

3. CORDÓFONOS

El sonido es producido por cuerdas tensadas entre dos puntos.

PINZADOS Con dedos: guitarra, guitarro, requinto 321.322
Con plectro: bandurria, laúd, laudín, mandolina 321.321
cítara 314.122
FROTADOS violín 321.322
PERCUTIDOS salterio (chicotén, chun-chun, tamborino
de cuerdas)
314.122

4. AERÓFONOS

El elemento vibratorio primario es el propio aire.

AIRE AMBIENTE Frotamiento (bramaderas): De tablilla, con cordel
atado a un extremo: forrumbia (cemburio, zurrumbiador, bruñidera, corbetas)
412.22
De rueda, en posición
central: botón, ron-ron, diábolo
412.21
Corriente de aire brusca: sirena 412.12
armonio, acordeón (lengüetas
libres)
412.132
CAVIDAD LIBRE Embocadura percutida: cántaro 413.2
Aire comprimido: esclafidor o clagidera 413.1
DE VIENTO O DE SOPLO VERDADERO
(embocadura terminal o lateral)
Tubo simple o juego de tubos: sin canal de insuflación flautas traveseras 421.12
flautas de pan 421.112
con canal de insuflación silbatos y chifletes 421.221.311
chiflo (tres agujeros), flauta de
pico (fabiol, pinfaino, flariol…)
421.221.12
otros siluet de rechola, pito roña, silbatos
con frutos
420.11
Tubo de embocadura natural (labios vibrantes): cuerno 423.121.2
caracola 423.11
Tubo de lengüeta: lengüeta libre armónica 422.31 (ó 412.32)
lengüeta batiente simple: gaita de caña, guincha,
flabiol de bana
422.211
doble: dulzaina, clarín, grall,
trompa
422.112
mixtos: gaita de boto 422.112.2 + 422.211
otros tipos de lengüeta (en cinta) cinta vegetal, papel 412.14

ALGUNAS REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

GENERALES

  • BAINES, Anthony: Musical instruments through the ages. Londres, 1961.
  • BUCHNER, Alexander: Encyclopédie des instruments de musique. Praga-París, 1980.
  • JUAN, Mª Antonia: Versión castellana de la Clasificación de instrumentos musicales según Erich Hornbostel y Curt Sachs (Galpin Society Journal XIV, 1961, traducida del original alemán de 1914). En Nasarre, Revista Aragonesa de Musicología XIV, 1. Zaragoza, 1998, pags. 365-387.
  • REY, J.J. y NAVARRO, A.: Los instrumentos de púa en España. Madrid, 1993.
  • SACHS, Curt: Historia de los instrumentos musicales. Buenos Aires, 1947.
  • SCHAEFFNER, André: Origine des Instruments de Musique. París, 1968.
  • TRANCHEFORT, François-René: Los instrumentos musicales en el mundo. Madrid, 1985.

SOBRE ARAGÓN

  • BAJÉN, L.M. y GROS, M.: La Tradición Oral en las Cinco Villas (Capítulo IV: Los instrumentos). Zaragoza, 1994.
  • BLECUA, M. y MIR, P.: La gaita de boto aragonesa. Método y repertorio. Zaragoza, 1987.
  • CESTER, Andrés: Voz Rondallas, en Gran Enciclopedia Aragonesa. Vol. XI, Zaragoza, 1982.
  • COSCOLLAR, Blas: El libro de la dulzaina aragonesa. Método y repertorio. Zaragoza, 1987.
  • LLOP, Francesc: Los toques de campanas en Zaragoza (notas para su estudio). Zaragoza, 1983.
  • SEGURA, Lourdes: La Semana Santa en el Bajo Aragón. Teruel, 1987.
  • TORRE, Álvaro de la: Gaitas y gaiteros del país de Sobrarbe. En Revista de Folklore. Valladolid, 1995 y 1996.
  • V.V.A.A.: Gaiteros de Aragón. Revista de la A.G.A. nº 1-13. 1991-1999, y Pliegos. Monografías de la A.G.A. nº 1-8.
  • V.V.A.A.: Actas del I Encuentro de Gaiteros de Aragón. Aínsa, 1988. Zaragoza, 1989.
  • VERGARA, Ángel: Instrumentos y tañedores. Música de tradición popular en Aragón. Zaragoza, 1994.

© del texto Ángel Vergara, 2000

Este texto fue elaborado para el catálogo de la exposición Instrumentos Musicales de Tradición Popular en Aragón, realizada por La Charamella y que fue presentada en diversas localidades aragonesas.