Los quintos en Almonacid de la Sierra

F. Jesús López Báguena
Almonacid de la Sierra (Zaragoza)
franjelobaca@eresmas.com

Ésta es una fiesta que celebran los quintos el día 17 de enero. Los quintos son los jóvenes varones que ese año serán sorteados para cumplir el Servicio Militar. No solamente la celebran los quintos, sino también todos los varones de sus mismos años aunque no vayan a ser sorteado. Es decir, hoy en día, los que cumplen 18 años, dentro del año.

Como cada día vamos quedando menos personas en el pueblo, esta festividad se suele trasladar al siguiente domingo después del día 17 de enero, para que así puedan asistir todos los estudiantes y ausentes durante la semana.

He intentado saber por qué se celebra el 17 de enero, y todos, responden lo mismo: “siempre se ha celebrau el día San Antón”.

La fiesta consiste en:

El día anterior, por la noche, todos los quintos cenan juntos en la bodega y a altas horas de la madrugada, provistos de mantas y abrigos, recorren el pueblo bebiendo, cantando y haciendo alguna gamberrada (antiguamente se robaban conejos, gallinas, olivas, mondongos… incluso una vez le quitaron el carro al tió Aguaronero). En los últimos años (desde 1993 aprox.), los quintos organizan
un baile, contratando una orquesta, que es financiada en parte con un sorteo de alguna minicadena, o electrodoméstico.

El día de San Antón, a eso de las nueve de la mañana, se recorre el pueblo cantando jotas, acompañados de la Banda de Música, a cuyo término, se van a almorzar a la bodega. Llevan una manta antigua para resguardarse del frío que suele hacer ese día (tradición muy arraigada, la de la manta).

Después del almuerzo, se volverá a recorrer el pueblo con los músicos, pero esta vez para pedir dinero e invitar a cada casa a galletas y moscatel, agradeciendo, con ello, su ayuda económica. Esta vuelta culminará a la salida de misa, donde se aprovechará para replegar las últimas perrillas. Los músicos tocaran dos o tres piezas en el Mercado y todos a comer. Antes, la comida se realizaba en la bodega, se solía contratar a una persona que hiciera el rancho (el tio Bobito o el Ausolo) que por la tarde les acompañaba cantando, pero ahora para mayor comodidad, la comida se hace en El Mesón.

Al término de la comida suelen ser las cuatro y media o las cinco de la tarde. Se recorren todos los bares (que suelen invitar a los quintos) y se cuenta el dinero recogido. Se paga la comida al Mesón y a los músicos y si sobran perras, se guardan para hacer alguna merienda y si no… así termina el día de los quintos.

Éstas son algunas coplas cantadas por los quintos de Almonacid de la Sierra, en el día de San Antón
e introducidas mediante música de la jota «La Regolvedera» o más conocida como la Jota de los Quintos. Las he podido recoger, gracias a esas personas que tantas veces han acompañado a los quintos, como son los músicos mayores. Aunque aquí está arreglado para bandurria y laud.

Son coplas compuestas por cuartetos octosílabos con rima asonante en los pares. El orden de los versos en la jota es 2º-1º-2º-3º-4º-4º-1º; es decir, en total siete versos agrupados en entrada, copla y
vuelta.

JOTAS DE RONDA PARA LOS QUINTOS DE ALMONACID
En los caños de la fuente
tengo mi caballo atado
y no hay mocica en el pueblo
que se atreva a desatarlo.

Ya llegamos a la plaza
donde se torean los toros,
para unos serán los gozos
para otros serán los lloros.

Un barbero compró un toro
y se le volvió tomate
y en la barbería puso
principio fin y remate.

Aunque me diera tu padre
la burra y la mula blanca,
no me casaré contigo
porque eres estrecha de ancas.

Glorioso San Bernabé
que a todos favoreciste,
menos a San Nicolás
que un brazo le jodiste.

Los de la calle La Nava
sienten la hierba nacer,
y los de la calle Baja
la pisan y no la ven.

Estas son la cuatro esquinas
y las cuatro son de acero,
voy a entrar y no me dejan
voy a salir y no puedo.

Portalico de la iglesia
cuántas ligas habrá visto,
cuántos pecados mortales
habrá cometido a Cristo.

Los de la calle Baja
tienen la tripa amarillas
de comer rabo de toro
y dormir en conconillas.

Quítate de esa ventana
cara de sartén roñosa
que eres más fea que un diablo
y te tienes por hermosa
.

Que bonita está la plaza
con los árboles que han puesto,
más bonita está la Iglesia
con San Nicolás adentro.

Yo soy el amo la burra
y en la burra mando yo,
cuando quiero digo arre
y cuando quiero digo so.

Castillico Almonacid
quién te ha fundado tan alto,
me ha fundado un albañil
que ha venido de Barbastro.

Castillico Almonacid
cuantas veces te he rondado
y las que te rondaré
si me libras de soldado.

En lo alto de ese balcón
tengo un nido en un agujero,
por Dios te lo pido, maña,
que no me toques los güevos.

En esta calle que entramos
tiran agua y salen rosas
y por eso la llamamos
el barrio de las hermosas.

En tu puerta me cagué
pensando que me querías
y ahora que no me quieres
¡dame la mierda que es mía!

Hay quien no quiere a una suegra,
yo quisiera tener dos,
para engancharlas a un carro
y el carretero ser yo.

Desde que han sacau la moda
de festejar en los patios,
la que no sale con tripa
sale que el hijo en brazos.

Aunque vivas en rincón
tu no estarás olvidada:
en los rincones se crían
las mejores ensaladas.

Aunque tu padre es sereno,
no lo puede remediar,
en cuanto nos ve junticos
pierde la serenidad.

En esta calle que entramos
hay charcos y no ha llovido,
son las lágrimas de un quinto
que su novia ya se ha ido.

A dos vertientes estoy
como tejado de iglesia,
a quedarme si me quieres
y a dejarte si me dejas.

María sé que te llamas
y el apellido no lo sé,
cuando pase por tu puerta
María te llamaré.

Tu cariño y mi cariño
tu querer y mi querer,
son como el agua en el río
que atrás no puede volver.

Aunque lo ponga en tu puerta:
“artillería volante”,
y tu padre el artillero,
tengo que subir a hablarte.

Con permiso del alcalde
y del regidor primero,
hemos salido a rondar
hasta que salga el lucero.

La naranja nació verde,
y el tiempo la maduró
mi corazón nació libre
y el tuyo lo cautivó.

Ya está la ronda en la calle
ya está la formalidad
que nadie se meta con ella
que ella no se meterá.

Aunque me diera tu padre
el tractor y los olivos,
no me casaré contigo
pues tienes feo el ombligo.

Canciones te cantaré
aunque quieras nueve meses,
lo que no te cantaré
la misma canción dos veces.

Las chiquillas de mi pueblo
se han comprau una romana,
pa pesase las teticas
dos veces a la semana.

Las mocicas de mi pueblo
llevan bragas coloradas
y yo como soy musico,
llevo la gaita templada.

Las mocicas de mi pueblo
llevan las bragas de cuero
y cuando van a mear
llaman al guarnicionero.

Más valía ser mochuelo
y dormir por los majanos,
que mantener las mujeres
y que otros les metan mano.

No me casaría yo
con una que ha festejau,
de los pies a la cabeza
todo lo tiene tocau.

Una mujer pequeñica
por muy pequeña que sea,
no dejará de mojarse
los pelicos cuando mea.

Te acuerdas cuando me dabas
la llave por la gatera
y tu madre que lo supo
de rabia mató la perra.

Al subir las escaleras
te vi las ligas azules
y un poquico más arriba:
“sabado, domingo y lunes”.

En la casa que hay dos mozas,
nunca falta que lavar,
pues cuando a la una se le viene,
a la otra se le va.

Por un beso que te di
tu madre lloraba un día
dámelo tu a mi si quieres
a ver si llora la mía.

Eres buena chica y llevas
picos en el delantal,
pero tienes una falta:
“que no te dejas tocar”.

Ni eres alta ni eres baja
que eres como yo te quiero,
delgadica de cintura
y abultadica los pechos.

En la Iglesia manda el cura
y el lugar el alcalde,
y en la casa que yo vivo
los cojones de mi padre.

Todos los meses me viene
lo que viene a las mujeres:
“el correo de Madrid
y las cartas de Zaragoza”.

Portalico de la iglesia,
mañica, quisiera ser,
para que tu me pisaras
y yo besarte los pies.

Me quisiera despedir
y despedirme no puedo,
los quintos de Almonacid
os decimos hasta luego.

Echaré la despedida
la que echan los de Alfamén,
que echaron el santo al río
porque no quiso llover.

Echaré la despedida
la que echan los de Alfamén
con las ventanas abiertas
y las camas sin hacer.

Despedida tan salada
a nadie yo se la he dau
como te la doy a ti,
clavelito colorado.

Una puta subió al cielo
a echasé un culo con Dios,
y San Pedro que la vió,
de rabia se la cascó.

Yo le eché un culo a un punzón
y me hice un agujero en l’aba,
y el cojón izquierdo dijo
“eso yo me lo pensaba”.

Por dale gusto a mi cuerpo
le di por culo a un gitano,
y el muy marrano decía:
“sácamela que me cago”.

No me jodas en el suelo
como si fuera una perra
que con esos cojonazos
me llenas el cocho de tierra.

Jota de ronda de los quintos de Almonacid

Quintos de Almonacid en el año 1998 (izquierda) y 2004 (derecha)
(Fotos: Jesús López)
© del texto y fotos F. Jesús López Báguena, 2008