El 10 de agosto, festividad de San Lorenzo, es un día solemne para los oscenses, que celebran sus fiestas patronales.
En la mañana del dia 10 la multitud se reúne, muy temprano, en la Plaza de San Lorenzo; vestidos de blanco y verde, nadie se olvida de llevar su ramito de albahaca. Allí los Danzantes ejecutan sus danzas de espadas, palos y cintas. A continuación, la procesión acompaña la imagen del Santo mientras los danzantes interpretan la famosa danza de las espadas y la concurrencia lanza vivas a San Lorenzo. Finalizada la procesión y después del vermut, todo el mundo celebra una copiosa comida en la que no faltan el pollo a la chilindrón y el melocotón con vino. ¡Rápido, que empiezan los toros! Estalla la fiesta.
A San Lorenzo se le supone nacido en Huesca, aunque otras fuentes sitúan su lugar de nacimiento en Tarragona, Córdoba, Valencia o incluso en Roma. Fue diácono, encargado de la custodia de los bienes de la iglesia; pero él los distribuyó entre los pobres, huérfanos, viudas e indigentes, razón por la que fue martirizado, bajo el sufrimiento de los azotes y el plomo fundido, para finalmente ser asado vivo en una parrilla.
El dance de Huesca parece haber existido ya en el siglo XVI, aunque las primeras referencias escritas que se han encontrado son de bien entrado el siglo XVIII. Inicialmente acompañado, quizá, con un salterio, o chicotén, instrumento utilizado en la música medieval.
En el siglo XIX se sabe que era acompañado por la gaita, aunque a mediados del siglo se sustituyó ésta por el conjunto de músicos de la Catedral, con el fin de darle más solemnidad a la ceremonia. A raíz de esta costumbre, Valentín Gardeta, músico oscense nacido en 1835, escribió la mayor parte de las melodías que se bailan actualmente. Posiblemente sea ésta la razón por la que el dance de Huesca no se ha llegado a perder nunca, sino que por el contrario su popularidad ha ido en aumento gradual.
Valentín Gardeta fue un joven maestro, que a sus 19 años ocupaba la plaza de profesor de música del Colegio Imperial de Santiago, en Huesca. Por encargo de la ciudad, el Ayuntamiento o los propios danzantes, Gardeta adaptó las antiguas melodías del dance para los instrumentos de la banda: Las espadas, Los palos y la Danza nueva de los palos, consiguiendo los majestusos arreglos que hoy hacen vibrar a oscenses y foranos cada 10 de agosto.
La cuarta de las melodías que conocemos hoy, el Vals de las Cintas, es obra de otro compositor oscense, Emilio Gutiérrez Féliz, músico mayor del ejército y galardonado con varios premios de composición, ligado a la banda de música de Campo de Criptana, en Ciudad Real, a la que legó su archivo de partituras, que precisamente ahora se está catalogando.
Por último, El Degollau es una composición del año 1955, obra del maestro Francisco Román Aguilar, músico militar que estuvo destinado en Huesca en aquella fecha. El Degollau era una de las antiguas piezas que componían el dance; solía interpretarse al son de la melodía de las espadas, pero con el paso del tiempo y a causa de de la dificultad de ejecutar la danza a ese ritmo, se había ido sustituyendo la melodía original por un pasodoble. Francisco Román, quien tras su llegada a la ciudad trabó amistad con los danzantes, recibió el encargo del mayoral de componer una melodía adecuada y que no desentonara en solemnidad con el resto. Así surgió la que él llama Recuerdo de Huesca y que en el dance se interpreta con la denominación de El Degollau.
Las Espadas Orquestación realizada por Valentín Gardeta Frago, compositor oscense. Orquestación: V. Gardeta. Transcripción MIDI: A. Turón.
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Los Palos Orquestación realizada por Valentín Gardeta Frago, compositor oscense. Orquestación: V. Gardeta. Transcripción MIDI: A. Turón.
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Danza Nueva de los Palos Orquestación realizada por Valentín Gardeta Frago, compositor oscense. Orquestación: V. Gardeta. Transcripción MIDI: A. Turón.
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Danza de las Cintas Composición del músico oscense Emilio Gutiérrez Féliz. Autor: E. Gutiérrez. Transcripción MIDI: A. Turón.
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Información sobre el dance y transcripción musical de las partituras en el libro:
El Dance laurentino. Bizén d’o Rio Martinez. Instituto de Estudios Altoaragoneses. Huesca, 1985.